Capítulo VI

Excavación del patio de la Diana

La casa VII.6.3 tiene un patio al fondo a modo de diminuto peristilo. En su origen la mansión anterior había tenido un peristilo de mayores dimensiones que quedó cortado por el muro que separa posteriormente las dos casas. La que queda en el lado sur, que es la VII.6. 38 y tiene también un peristilo, que hace las funciones de atrio y que es la mitad del que tuvo la casa helenística.

En la estratigrafía que se hizo en este reducido espacio se aprecia claramente que el pavimento primitivo se conserva en las dos casas al mismo nivel. En este patio había un templete o edículo colocado en el eje del fondo de la puerta de entrada (VII.6.3). Es el esquema que tiene también la vecina casa del Poeta Trágico, muy similar a esta en su disposición y probablemente en su cronología. Con objeto de que éste templete en el que estaba colocada la escultura de Diana se viese alineado desde la entrada de la casa, en el patio aparece desplazado hacia el lado occidental.

Cuando en el siglo XVIII se hicieron las excavaciones en este lugar, entonces masería de Irace, se encontró la Diana probablemente caída delante de este basamento. El lugar de hallazgo fue utilizado reiteradas veces por los ingenieros para referirse a este punto cada vez que se encontraba algún objeto de cierta significación. “A diez pasos del lugar donde se encontró la Diana”, “a quince pasos del lugar donde se encontró la Diana”, etc.

Posteriormente en el mismo lugar excavó Giuseppe Spano, quien anota que alguien le ha precedido con anterioridad, pero ignora que se trata de los ingenieros borbónicos en el siglo XVIII. Nosotros hemos encontrado también trazas de aquellas excavaciones, que se hacían buscando y tanteando el terreno con la ayuda de pértigas terminadas en una aguda punta de hierro (icono y foto). De éstas hemos encontrado dos y suponemos que pertenecen al momento referido.

En campañas sucesivas hicimos sondeos en tres lugares diferentes y buscando documentar este espacio. Lo primero que detectamos fue que el terreno había sido muy removido y se trataba en realidad de un depósito de escombros revueltos y tierra. En el ángulo suroccidental se percibía que la canal que recogía el agua la vertía hacia la casa contigua, donde también encontramos trazas de una fístula de plomo que alimentaba una fuente en el centro del atrio o peristilo. En el ángulo noroccidental había una arqueta de piedra donde también hicimos una pequeña estratigrafía para entender el sistema de desagüe que se había diseñado. Es en este ángulo y en esta estratigrafía donde encontramos el dedo de la escultura de Diana, que nos sirvió de referencia para la reconstrucción de las excavaciones del siglo XVIII. Esta arqueta recogía el agua y la llevaba, primero mediante una fístula de plomo y posteriormente a través de una columna perforada, hacia el piso inferior de la cocina que hay debajo del triclinio o habitación principal de la casa. Una vez hubimos limpiado esa conducción verificamos que el agua descendía hasta la cisterna contigua a la cocina, alimentando de este modo un los depósitos que se extendían por la casa en forma de galerías comunicadas.

El otro lugar donde creímos oportuno hacer una estratigrafía un poco más extensa es en el ángulo nororiental del patio. Se seleccionó un cuadrante y se excavó hasta la roca volcánica, encontrando una serie de estratos que quedan explicados en el apartado correspondiente a esta estratigrafía.

Por la descripción de los excavadores desde el siglo XVIII conocemos cómo era este pequeño patio, los mármoles que cubrían el basamento de la Diana, las columnas pintadas de rojo, una pequeña galería lateral e incluso el tipo de decoración que había en las paredes (icono y texto del diario). De esto hoy no queda apenas nada. Hay en una columna adosada de ladrillo, junto al muro de la escalera, trazas de gruesos clavos de hierro que sirvieron para colocar guirnaldas de columna a columna. El adorno festivo de la Diana consistía entre otras cosas en colocar esas guirnaldas para que se viesen también desde la calle. En muchos otros lugares de Pompeya se ven estos clavos de sujeción de guirnaldas y entre ellos en las columnas de la palestra del anfiteatro.

Dado el estado de deterioro en que se encontraban los muros, en los que tan sólo quedaban trazas de la decoración de estuco rojo, procedimos a protegerlos con grasa adherida y cubrirlo con geotextil y tierra para evitar mayores pérdidas. Nosotros vemos este lugar como el único punto de toda Pompeya en el que se pueden registrar las actividades arqueológicas sucesivas desde el siglo XVIII hasta la actualidad. En este patio podemos decir que está resumida la historia de Pompeya


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