En 1910 Giuseppe Spano decide acometer el estudio completo de la ínsula VII.6. Su objetivo es la ordenación de la regio VII convertida en una zona que había quedado de algún modo olvidada. Estas excavaciones las realiza simultáneamente con las de la Puerta del Vesubio y el depósito de agua que hay a la entrada. En su diario va anotando alternativamente los progresos en uno y en otro de los dos lugares en que estaba trabajando. Curiosamente ignora que esta es la domus en la que había sido encontrada la estatua de Diana en julio de 1760, pero hace alusión al hecho de que otros excavadores le han precedido con anterioridad y encuentra constantes trazas de ello. Es en 1970, Lawrence Richardson quien relaciona las excavaciones de Spano con las que un siglo y medio antes habían realizado los ingenieros militares. El patio donde se había encontrado la Diana, que topografía minuciosamente Weber y dibuja Camillo Paderni, era el mismo del que Giuseppe Spano publica una fotografía (Spano 1910, fig.1).
En la publicación de los resultados, hace una descripción pormenorizada de esta casa y de la posterior, que en su día formaron una sola vivienda. Son ya unos trabajos que no van encaminados a la extracción de objetos de valor sino a la lectura de las construcciones y los espacios. Comprueba que en el momento de la erupción estaba siendo restaurada, como muchas otras casas pompeyanas, apareciendo en distintas estancias materiales apilados tales como ladrillos, cal y teselas de mosaicos. Ya en su día Weber ya había documentado la existencia de 128 ladrillos pequeños en una de las estancias (Fiorelli, Addenda IV, 1860, p. 140). En esta segunda excavación la recuperación de objetos fue escasa y proceden fundamentalmente de la taberna y del triclinio. En una de las habitaciones occidentales, la número 10, encontró Spano los restos de dos pilones superpuestos a un pavimento de mosaico blanco y negro. También en este momento se hace un plano de toda la ínsula, comprendiendo la casa, que ahora podemos comparar con el realizado en el siglo XVIII y que pone de relieve la exactitud del trabajo llevado a cabo por Weber. De hecho, hay detalles que fueron mejor entendidos entonces que por Spano, como es el caso de una cocina, hoy desparecida, que sobresalía en el Vico del Farmacista. Las excavaciones actuales iniciadas en 2007 han permitido documentar la exactitud del plano firmado por La Vega en 1808.
Del trabajo de Spano es importante resaltar, además, la localización de dos pilones para agua sobrepuestos al mosaico de una de las habitaciones que dan al atrio (10). Esto explica que en su fase final, probablemente después del terremoto del 63, la casa estaría dedicada a tareas relacionadas con la industria lanar. En la misma zona, a finales de enero de 1760, habían aparecido unas tijeras de esquilar y 26 pesas agrupadas, que delatan la existencia de un telar . Esta pudo haber sido la actividad de M. Spurius Saturninus y D. Volcius Modestus, cuyos sellos de bronce aparecieron también en el siglo XVIII, si es que fueron ellos los últimos propietarios de la domus.