Capítulo III

Subterráneos

La primera vez que se excavan las dependencias subterráneas de la casa tiene lugar cuando se habían hecho catas en la necrópolis en la puerta de Herculano y en otros puntos aislados de la ciudad que aún no estaban definidos. Son los primeros años en los que se trata de identificar el recorrido de la muralla, la ubicación de las puertas y la de algunas casas o edificios en los que se estaban haciendo las primeras exploraciones. Esto da lugar a que cuando se excavan las bóvedas de la domus VII.6.3 (Casa de la Diana Arcaizante) no se tenga una idea clara de si esta zona estaba dentro o fuera de la ciudad. Por ello descienden a las cámaras subterráneas y las identifican como un sepulcro. La idea se ve respaldada por el hecho de que encuentran dos cadáveres, pero no los identifican con víctimas que han buscado refugio en aquellas dependencias subterráneas y luego no han podido salir.

Nube de puntos dispersa de un busto masculino de yeso obtenida mediante fotogrametría
En la pared están pintadas dos serpientes (agatodaimones) flanqueando un altar circular coronado con una piña, y un pequeño altar más arriba, con tres lares tutelares, de los que se conservan únicamente los pies. Se trata de un tema muy repetido en el culto doméstico.

La escalera por la que se desciende a este piso inferior tenía vestigios de haber estado forrada de madera. Así lo recogen en los diarios de excavación y más tarde lo verifica Giuseppe Spano cuando vuelve a excavar esta misma escalera sin saber que es la misma que se había encontrado en 1760.

La ventana que daba al Vicolo del Farmacista desde la cocina todavía conservaba una reja de hierro oxidado de la que no quedan trazas en la actualidad. Si se conserva la pintura del larario, aunque de la figura o figuras de la parte superior solamente quedan restos de los pies, pero si se conserva el altar con la piña, las dos serpientes y las ramas vegetales de adorno. El momento del hallazgo se describen en los siguientes términos:

(1760) 8 Marzo.- A la maseria de Irace se han bajado 14 grados de fábrica que eran bestidos de madera, según se conoce de los vestigios, y se ha encontrado un sepulchro con dos cadaberes y cornisa de estuco, bentana con su reja de yerro, en donde se encontró una pintura que presenta un pedestral, frutas, frascas, flores, y dos grandes serpientes, muger, gigante, y de todo daré parte quendo lo habré bisto, también por la medida. (Fiorelli, PAH, p.104)

Se describe el pozo que hay en el corredor que une la cocina con la cámara de la sala de termas. Dispone de una tapa circular de piedra volcánica, que aún se conserva en su lugar. Esta dependencia tenía una pared enlucida, con cornisa de estuco y un entrante en el muro septentrional que los primeros excavadores definen como un armario. Mencionan el pequeño nicho que hay al fondo de la habitación en la pared a media altura y describen el hallazgo de una pieza de fuente de mármol, adornada con elementos vegetales y estrías, que fué llevada al museo, pero que no tenemos por el momento identificada. En el diario se recoge en los siguientes términos, también dentro de los trabajos realizados el 8 de marzo de 1760:

Además, dos pozos, el uno cubierto de piedra biba con su anilleta de yerro y otra cámara con su bóbeda y cornis, almario y nicho, en donde se encontró un pedazo de porción circular, guarnición de boca de fuente de mármol blanco de 17 on. largo y de 6 de alto muy bien trabajado, con follatura y flores, y frondes, y frutas al urlo de arriva, y por abajo empiezan las canelaturas ò estrigas, todo de bajo reliebe. (Fiorelli, PAH, p.104)

En la estancia destinada a triclinio (19 en la planta de Spano) se enumera el hallazgo de pequeños objetos no identificados en los almacenes que son una lucerna detalladamente descrita en el diario, una ampolla de vidrio, una pieza de bisagra que interpreta como fragmento de flauta y un denario de plata que debía estar desgastada, porque leen incorrectamente la inscripción:

Además en el quarto de arriba, una bella lucerna fina de color de búcaro a dos luces y 6 on. larga con la manega, que es algo rota aunque hay sus dos pedacitos, y la manega es adorna de un bajo relieve de un gallo; ensima y medio de la lucerna presenta un hombre viejo sentado sobre una silla con zinta o trenza a la cabeza y desnudo, pero cubierto el busto con una piel y con la mano derecha presenta una fronde a un ciervo, que está delante de él y come la fronde. Además una bella lacrimonia de bidrio entera alta 4 on. y 1/2; un pedazo de flauta de abolio; una moneda de plata bien conserbada, que en una parte presenta una cabeza de muger atempada y los cabellos peinados y despleados y de la otra parte o rebes presenta una muger con algunas cintas en las manos y la inscripción PLOTIIV. Y se han cortado tres pedazos o fajas de mosayco negro y blanco de 10 pal. por1 pal., otro de 8 pal. y 7 on. por 1 pal. y 6 on., otro de 5 pal. y 6 on. por 1 pal. y 6 on

La moneda descrita es una de las acuñadas por L. Hostilius Saserna en el 48 a.C. con motivo de la conquista de la Galia. La cabeza femenina de cabellera despeinada con una cernix en el lado izquierdo se ha interpretado como una representación de la Galia o como una prisionera gala.

Cuando observamos el plano realizado por Weber y posteriormente ampliado por los hermanos La Vega vemos que el patio y la domus en que se encontró la Diana sirve continuamente de referencia para posteriores hallazgos. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no se define la domus como un edificio dentro de una insula, porque eso no se ve en las primeras excavaciones. Por ello, cuando hablan de las excavaciones "en el edificio en que se encontró la Diana", están refiriendose a una zona en la que se excava desde la bifurcación donde se encuentra la taberna de Fortunata (VI.3.20) hasta la zona meridional de la ínsula con la entrada a las casas 28,30 y 33 en el Vicolo dei Soprastanti. Por el lado occidental se despeja en este momento el Vicolo del Farmacista y algunas habitaciones en la insula occidentalis. Por la parte oriental se llega hasta el depósito de agua de las termas (VII.6.17). A todo ello se refieren en los diarios cuando hablan del "edificio en el que se encontró a Diana", si bien en algunos casos se documentan hallazgos en el patio mismo en que se encontró o a muy corta distancia, lo que puede permitirnos interpretar que hayan tenido lugar precisamente dentro de esta domus.

Las excavaciones del XVIII, como sabemos, se realizan en terrenos de particulares y se vuelven a cubrir. Por ello, cuando Giuseppe Spano excava en 1910 había transcurrido siglo y medio desde los primeros trabajos. También entra en las habitaciones subterráneas verificando y diciendo que le han precedido otros en una fecha que desconoce. Su descripción de esta parte de la casa la hace en los siguientes términos:

La escalera 16 tiene dieciséis escalones hechos en fábrica, de altura variada y tiene un alto zócalo de enlucido a ambos lados. La parte superior está cubierta por una bóveda y recibe la luz de dos lucernarios. Cuando se llega al pie, torciendo a la derecha, se entra primero en una especie de corredor cubierto con bóveda (en planta estos subterráneos están indicados con puntos) al fondo del cual hay una letrina con un ventanuco cuadrado (f) en la parte superior, que se abre al vico occidental, poco por encima del nivel de la calle. En las paredes tienen un enlucido tosco. Del extremo del corredor citado junto a la escalera se pasa a una estancia más grande g, una cocina abovedada con las paredes sin decorar y tres muretes bajos perpendiculares a la pared septentrional, quizás restos de un fogón. En el ángulo noroeste un fusorium. En el extremo derecho de la misma pared septentrional está pintada sobre estuco blanco el ara cilíndrica con bandas, a la cual se aproximan las dos serpientes agatodemones, simétricamente dispuestas a ambos lados. En el campo, plantitas de hojas verdes. Encima del ara está incrustada en la pared una tégula, ahora sólo conservada parcialmente, que hacía de verdadero altar delante de las figuras pintadas (quizá del genio familiar de los penates y de los lares) de las cuales poco o casi nada se ve. En el extremo izquierdo de la pared oriental hay un pequeño vano, que introduce en un estrecho pasadizo que se corresponde con la parte inferior de la escalera 16. Frente al vano está la boca rectangular de muro de una cisterna la cual quizá se alimentaba de las aguas que recogía el peristilo. Estaba tapada con una tabla de madera que se introducía en una ranura entre las paredes que todavía existe. En alto, en las dos paredes laterales, un agujero rectangular a cada lado, los dos destinados a sostener una viga de madera, en la cual se suspendía la polea. Al fondo del pasadizo y hay otra boca de cisterna s (sin duda de la misma cisterna) pero circular y cerrada por una tapa de lava. A la izquierda, la entrada en otra estancia j. Esta tiene forma rectangular; está cubierta por una bóveda baja que termina en un ábside en el lado occidental, provisto de un ventanuco en la parte alta, que da al vico occidental, a la altura de la base del muro oriental, de la casa, como los otros ventanucos de estos subterráneos. En medio del ábside hay un nicho semicircular en cuya pared izquierda se abre una especie de cuniculo que no sé a donde va a parar. Hay otro nicho también semicircular al pie de la pared meridional, en cuya parte alta hay un agujero que comunica con la cocina. En la pared septentrional una gran alacena rectangular (Spano, NS,1910, 444)

Comprobamos que cuando se reexcava en 1910 todavía quedan trazas del revestimiento de madera que había tenido la escalera. También hace mención Spano de los muretes perpendiculares a la pared septentrional de la cocina, que interpreta correctamente como soporte de los fogones. Menciona un fusorium o sumidero para verter aguas en el ángulo noroeste de la estancia central, que hoy no se ve al estar tapado por cerca de un metro de tierra entrada por el ventanuco que da al Vicolo del Farmacista. Describe con más detalle la pintura de la pared, en la que dice que apenas queda nada de lo que sería el genio familiar acompañado de los lares y los penates. Una tégula partida encima del ara cilíndrica pintada, a la que se aproximan dos serpientes, haría la función -como dice Spano- de verdadero altar.

cisterna de boca rectangular que recoge el agua que viene desde el peristilo

Desde la cocina describe el acceso a una cisterna de boca rectangular a la que supone que viene agua desde el peristilo. Efectivamente, así es y lo hemos podido verificar vertiendo agua en el sumidero del ángulo noroccidental del patio de la Diana. El agua viene a caer en la cisterna de la cocina. Tiene esta unas ranuras laterales para poner una tapa de madera y los puntos de sujección de una viga transversal para poder subir el agua con un recipiente mediante una polea.

El agua se almacenaba en el subsuelo de la casa en un complejo entramado de galerías que hemos encontrado en puntos diferentes de la casa y con el nivel mínimo a diferentes cotas. La galería de esta cisterna de la cocina pasa por debajo del pasillo número 15 y tiene otro punto de acceso y extracción del agua en el pozo que había en el atrio. El brocal fue sacado y llevado al museo en las excavaciones de 1760.

Como vemos, difieren poco Weber y los hermanos La Vega con la descripción que hace Spano en 1910 cuando vuelve a entrar en estas cámaras subterráneas, pero podemos añadir algunas observaciones. En primer lugar, llama la atención que encima de la escalera había un altillo de madera con ánforas que encuentra Spano, porque no se habían visto en la excavación del siglo XVIII. Esto quiere decir que practicaron una pequeña galería para descender y dejaron el relleno de la parte alta. El piso de madera que se coloca en la parte alta de la escalera, apoyado en vigas que han dejado la huella de sostén en la pared, es un altillo que sirvió para almacenar ánforas. Al mismo depósito se accedía desde el patio de la Diana, donde había una puerta para entrar en esta pequeña despensa o bodega.

El estudio y levantamiento de estas dependencias subterráneas lo abordamos primero mediante la elaboración de una escanometría laser y en una campaña posterior mediante la obtención de datos con georradar. Este segundo paso nos daba la medida del tradós de las bóvedas para poder hacer la reconstrucción 3D de las tres bóvedas teniendo en cuenta no sólo las dimensiones exactas de las cámaras de servicio, sino la escanometría realizada en los muros conservados por encima de la superficie.

Datos de georradar y reconstrucción 3D de las tres bóvedas

El resultado permite hacer una lectura bastante precisa de esta parte meridional de la domus. La reconstrucción que permiten estas mediciones la podemos leer en la siguiente secuencia.


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Referencias bibliográficas
  • Crawford, Michael H. Roman Republican Coinage. Cambridge, 1974; Nº 448/3. ISBN 13: 9780521074926
  • Fiorelli, Giuseppe. Pompeianarum Antiquitatum Historia, vol. I. Nápoles, 1860. Volumen completo.  
  • Pagano, Mario. I primi anni degli scavi di Ercolano, Pompei e Stabiae. Roma, 2006. ISBN: 9788882653552
  • Spano, Giuseppe. Notizie Degli Scavi. Vol. VII. Nápoles, 1910: 437-455. Fragmento del volumen dedicado a las casas VII, 6, 3 y VII, 6, 38.  
  • Sydenham, Edward. The Coinage of the Roman Republic. Londres, 1952. ISBN: 9780915262045